Yacuiba: El control militar no logra contener el contrabando

Pese a la reciente incorporación de 400 militares especializados para reforzar la lucha contra el contrabando en zonas fronterizas, el comercio ilegal de productos hacia Argentina continúa sin tregua. En Yacuiba, la medida del Gobierno nacional es vista como un esfuerzo insuficiente, que no ha logrado detener la creciente fuga de alimentos, ni mucho menos aliviar el encarecimiento de la canasta básica familiar.
El 16 de abril, el viceministro de Lucha Contra el Contrabando, Luis Velásquez, anunció la puesta en marcha de nuevos operativos de control en los puntos más críticos del país, las fronteras con Perú, Chile y Argentina. La incorporación de 400 soldados formados en técnicas de interdicción fue presentada como una nueva fase en la ofensiva estatal contra este ilícito.

“El contrabando representa un golpe directo a la producción nacional. Cada producto que entra o sale ilegalmente debilita nuestra economía formal”, enfatizó Velásquez.
Pero la realidad en Yacuiba —ciudad que colinda con Salvador Mazza, en Argentina— muestra otro panorama.
Control intermitente
Desde el Comité Cívico de Yacuiba se cuestiona que la presencia militar sea más simbólica que efectiva. Si bien se desplegaron tropas en el Puente Internacional que une a Bolivia con Argentina, los operativos duraron pocos días. Al retirarse, el contrabando volvió a fluir con normalidad.
El presidente de esta institución, Henry Medrano, explicó que el diferencial de precios entre ambos países convierte al contrabando en un negocio lucrativo como para ser detenido con medidas momentáneas.
Detalló que comprar productos en Bolivia cuesta un 50% menos que en Argentina. Eso hace que ciudadanos argentinos de Salvador Mazza, Aguaray, Tartagal y otras poblaciones cercanas se desplacen hasta la frontera para comprar todo tipo de alimentos, tarea que también es promovida por comerciantes bolivianos que cruzan constantemente la frontera para mover mercadería.


